sábado, 30 de junio de 2012

Dos kilos de mierda sacadas de encima.

Será que el agua de lluvia de ese Junio embravecido me recordaba a las lágrimas que soltabas en mi hombro quejándote del mundo que ahora adoras. Ahora, sin consuelo y con la tragedia de andar solitario por la calle, aun estando rodeado de gente, maldigo el día en que conocí la miel de unos labios tan simples y perfectos que hacía que me ardiese el pecho. El día en el que me rodearon los brazos de una dama que llegaría a hacerme el hombre más feliz del mundo y que ahora me hace el más desdichado. Pero en fin, todo siempre quedará en la memoria. Se quedan los días cortos de sonrisas y besuqueo, de abrazos y momentos pasionales, y los largos de discusiones sin sentido y de peleas absurdas. - ¿Por qué? - ¿Por qué qué? - ¿Por qué se apagó la llama? - Porque estaríamos destinados al fracaso. - Entonces, ¿por qué me envenenaste? - ¿Te envenené? - A base de besos... Echo de menos tantas cosas que necesito, que ya no me hacen falta. He aprendido a vivir si me faltas, y eso que ha pasado poco tiempo, pues si llega a pasar más, ni existes. Será que tanto me querías que destrozaste mi honor a mis espaldas, a lo cobarde. Y aún así te quiero, pero no conmigo. "Estaré contigo a muerte, no hasta morir". Isusko tenía razón, pero tú buscabas otra cosa que yo no te podía dar. @AlexeyKovalski es el artífice de historias condenadas al fracaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario