Respirabas el aire de mi aliento. Nos reiamos hasta que nos ahogabamos, hasta que perdimos noches riendo. Fue el mejor momento de mi vida, aunque no dejé de dormir sola. Que nos queda el sabor de un nosotros cosido con unos te quiero a mi cama. Si, esa en la que nos besamos hasta robarnos el uno al otro el aliento. En la que los abrazos deshicieron las sabanas. Que mi almohada fue testigo de cuanto nos quisimos pero me prometió no confesar nada. Y el cenicero guarda el testimonio de todos los cigarros que nos fumamos para olvidarnos. Y después de ese último polvo no nos queda nada más que el consuelo de que nos quisimos como nadie se quiso. Y las falsas promesas de que nuestro amor era a prueba de balas.
Por la @MissPanic esa que a veces sin motivo, se pone a llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario