lunes, 23 de julio de 2012

B, se llamaba B .


En la barra de aquel bar no podía haber nada más bonito que ella, desde el momento en el que entré mis ojos se clavaron en si melena de color marrón.

Yo, como un tonto, no podía dejar de mirarla, sus manos sujetaban una cerveza y yo, por momentos, quería ser ese líquido dorado y así poder rozar sus labios.

Ella ni siquiera se había percatado de que yo estaba ahí, mirándola, sentado en un taburete, a unos cinco metros suyos, entre Whisky barato.

No tenía el coraje de acercarme e invitarla a tomar una copa, para mi esta mujer jugaba en otra división, en la cual yo no estaba y no precisamente porque no quisiera.

La notaba nerviosa, se mordía las uñas y miraba el móvil cada pocos minutos, estaría esperando a alguien…Ya había seis cervezas en torno a ella, ese alguien ya no llegaría.
Bárbara, se llamaba Bárbara, o así por lo menos se dirigió el camarero hacia ella, para mi pasaría a ser “B”.
Sus pupilas se empañaron y empezaron a llover lagrimillas transparentes, que desatadas le destrozaban el maquillaje, ahora estaba más guapa.

Me dolía verla ahí, sola, llorando mientras temblaba.
Me levanté, dudoso y algo nervioso, le susurre al oído unas palabras de ánimo,  ella solo me dijo “gracias” entre sollozos.

Un “gracias” que provenía de la voz más dulce que había escuchado nunca, B era preciosa, de aspecto fuerte, pero cuando estabas a menos de diez centímetros de sus ojos te dabas cuenta que debajo de aquella mascara solo se escondía una niña de no más de veinte años.

Se me hizo un nudo en la garganta cuando mire el reloj, ya eran casi las 3 y el Jueves había llegado sin avisar, dentro de seis horas yo tendría que estar en el trabajo, fingiendo que no había bebido y que había dormido más de ocho horas.

No quería dejarla ahí, pero al fin y al cabo solo era una niña, en un bar, de la cual yo no sabía nada, llorando porque su novio la habría dado plantón y yo ya tenía una edad como para jugar un princesitas.

-Es tarde, me tengo que ir, cuídate B.
-¿B?
-Si, B, oí tu nombre y bueno, se me ocurrió llamarte así…
-B me gusta, desde hoy para ti yo seré B, hasta la próxima forastero.

Salí de aquel bar, de ese bar que estaba en mi barrio y en el que yo nunca había entrado, hasta esa noche, no sé muy bien porque la lluvia y el frío me empujó  a pasar.

Algo me dijo que iba a volver, que tenía que volver. 


Por @Marimagdalenas_

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