lunes, 23 de julio de 2012

Cuando me invita a comer y se ofrece como postre

En su boca siempre esconde las palabras que me encienden.
En su pelo esta el color que ilumina mis mañanas.
En sus ojos veo la luz que me guia en nuestras noches.
En su espalda el tobogan que me lleva hasta su culo.
En su culo me entretengo y se me paran los relojes.
En su pecho mi descanso cuando ya la he amado.
En su ombligo hay una linea imaginaria, que al cruzar dirección a sus pies, prende mi locura.
En sus piernas me he perdido hasta llegar a sus ganas.
En sus manos esta la fuerza con que empuja mi deseo.
Entre sus piernas he llegado hasta su corazón y apretaba mi cabeza con sus manos, apresaba mi espalda con sus talones, despeinaba su melena, cerraba sus ojos, levantaba su espalda, sacaba pecho, en lo más alto quedaba su ombligo y de su boca solo salían jadeos y yo para no caerme de su cuerpo,  con mis brazos me anude a su culo.

Su cuerpo es el templo donde reside mi amor, le rindo culto en santuarios obscenos, donde en lugar de imágenes y vidrieras de color, hay penumbras y braguitas por el suelo.

Por: @javilimonysal

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