miércoles, 4 de julio de 2012

De las ruinas que dejamos.


Los momentos más bonitos siempre se llevan acabo en un parque, debajo de un árbol, en medio de un prado o refugiados en un porche.

En lugares comunes a los que no se les presta atención, pasan desapercibidos, demasiado vistos quizás, pero cuando esa persona esta ahí, contigo, se convierten en el paraíso, en el mejor lugar del mundo.

¿Y cuando esa persona se va? Cuando esa persona se va pasan a ser cementerios, en los que solo se respira melancolía, en los que recuerdos vagan sin rumbo haciéndote daño.

Pasan a ser lugares prohibidos, lugares que evitas, bancos a los que miras y te niegas a sentarte, porque  piensas que haciéndolo toda la pureza de esos besos  se esfumaría. Sería como profanar una especia de tumba, en la que solo descansan abrazos, caricias y besos.


Pasar por allí y pensar: "La última vez que estuve aquí, él me servía de almohada".

Por: @Marimagdalenas_

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