Que yo solo quería morderte el alma, regalarte latidos inútiles de este corazón inútil, pero que ami me hacían sentir viva.
Que yo solo quería abrazarte, quitarte el frío, susurrarte palabras dulces, de esas que empalagan, pero que también enamoran.
Que yo solo quería que me curarás las heridas en forma de moriscos y yo lamer las tuyas, que yo solo quería compartir amaneceres en los que hubiera dos cabezas en la almohada, dos cuerpos desnudos y dos manos enlazadas.
Y así, día tras día, poquito a poco llegar a comerte el alma, regalarte la mía y espantar al llanto, que todo fueran abrazamos, gemidos, risas y algún que otro arañazo en mi espalda.
Por @Marimagdalenas_
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