viernes, 2 de noviembre de 2012

Cría fama y échate a dormir.

     Te cambio las mil horas que llevo intentando escribir algo decente por un minuto a solas con el diablo para poder hablar de todas las cosas que le tengo que decir. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, ¿no?.
     La lluvia roza mi cara demacrada por los días malos que los convierte en buenos cuando me cala los zapatos y me los deja mojados, brindándome la oportunidad de una agradable fiebre que me mantiene en cama con la enfermedad de los malditos. Siendo un enfermo sociable las cosas me suelen ir bien, pero de serlo pasé a querer serlo, y una vez que quieres serlo deja de serlo, y el bucle infinito que se forma es imposible de parar, tanto como la fama de un cantante de pop. 
     Roza las estupidez que te mire al pasar y tú ni me devuelvas la mirada, por cosas así me desenamoré. A partir de ahora, la libertad me abrazará por las noches, pues mi orgullo al parecer folla mejor que tú. 
     En la soledad de las noches frías con la ventana abierta mato el tiempo con el cigarro nocturno. Las 1 a.m. se convirtió en el ritual para la ingesta de tranquilidad, imperturbable e incoherente a la vez, pues el sonido de una puerta abierta puede perturbar mi rito preferido. Todo lo tengo tan increíblemente programado...
     Y ahora, como si de un ángel se tratara, encontré la felicidad y de lo que doy gracias, es que no tenga forma de persona. Sigo siendo ese chaval que rozó la felicidad con los dedos y se le escapó en el último segundo, cayó y a los 5 meses resucitó. 


Yo mataré monstruos por mí.



@AlexeyKovalski; promesa del suicidio.

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