Como un Blues rasgado en un invierno que ya acecha en la esquina, esperando a verte o a oírte, o a no verte. Tenerte cerca o no tenerte, olerte o seguir oliendo el hueco que dejaste en mi almohada.
Ahora solo queda eso, algo de esa música triste, pero bella que golpea mis oídos. Mientras tu entonas cánticos al ver que te convierten este desolado Otoño en la más bonita de las primaveras.
lunes, 19 de noviembre de 2012
lunes, 12 de noviembre de 2012
Atrévete a acompañarme.
Seguirá pasando el tiempo y yo seguiré absorta en la más bella de las locuras, me gusta así. Parecer diferente y complicada, aunque de sobra sé que mi camino no es difícil, solo ando buscando la felicidad en cualquier parte, en el fondo de un vaso o en el más cálido de los abrazos que te negaste a darme.
¿Y si ese camino me lleva a sitios insospechados y peligrosos? No miro atrás, busco otra senda que me lleve a lugares más lejanos, con otra gente y más alcohol. Solo le temo a un monstruo y solo él me hace retroceder cuando me le encuentro de noche, con más de 4 copas en el bar de siempre. Me rodea con un tupido velo de tristeza y atrae a mi decenas de recuerdos.
Solo encuentro placer en las resacas homicidas que me recuerdan que no fuiste un producto de mi imaginación.
domingo, 11 de noviembre de 2012
Dormido hasta el atardecer.
En aquel ático no paraba de retorcerme, con el bolígrafo en la mano relatado mis pequeños placeres en un dina-4 donde no tenía mucho donde escribir de los tachones y las arrugadas marcas de los múltiples fallos al redactar. Intentaba desengancharme de la droga más dura que me había tomado antes, en forma de miel robada de un ángel celestial que volando se fue a la caza de otro ente al que engatusar para coger su alma y hacerla añicos, convertirla en polvo y ceniza como los cigarros acabados de mi cenicero.
En la boardilla no huele muy bien. Olor a orín, a madera quemada de la chimenea, al tabaco Bravo barato y a algunos estupefacientes que entraron bajo la supervisión de mi camello personal. Esa boardilla era mi fuerte, donde el despeinado barbudo que nunca se miraba en el espejo relataba como sus enseres se movían a su alrededor, gritándole lo estúpido que era, que tenía que levantarse y salir de allí. Las sábanas y las cajas no podían hacer de muralla pues las armas de los seres de su imaginación reducían a amasijos cualquier intento de escudo.
Mi madre decía que las lentejas tenían hierro, me atiborraba de ellas por si algún día me convertía en "el hombre de hierro", pero que va, ni por esas.
Haciendo la cama me encontré mi libreta de pequeño, con sentimientos humildes de conquistar el mundo con mis habilidades. Diez años después veo que mis propias promesas no las cumplo. ¿Cómo quieres que te prometa el cielo si ni siquiera puedo prometerme a mí el infierno?.
Y aquí sigo, retorciéndome del dolor, pensando si con un poco de jabón, las lágrimas de suelo y un poco de pegamento puedo reparar y bañar mi alma destrozada por los para siempre tan efímeros que nos prometimos.
"Tal vez, has pensado en renunciar...
... yo también."
@AlexeyKovalski
sábado, 10 de noviembre de 2012
Suena demasiado bien.
Arruinar
tabacaleras por el exceso de demanda de
cigarrillos del después. Arruinarnos tu y yo pagando hostales baratos en pleno
centro de cualquier ciudad, de esos de habitaciones cutres, pero acogedoras, con un recepcionista que no
pregunte demasiado y no nos meta prisa para marchar a la mañana siguiente.
Mañana que no queríamos que llegase, noches eternas en un balcón viendo a la
gente pasar, a la vida pasar, al tiempo pasar…Mientras hacíamos planes para no
permitir que los días se escapasen sin más.
¿La
verdad? Sonaban más a sueños que a cosas que pudiéramos realizar, pero a falta
de dinero y con imaginación en un bolsillo podríamos permitirnos el lujo de
viajar a Venecia, navegar por sus canales y perdernos en el carnaval más bonito
del mundo. Podíamos hacer que Nueva York
nos esperase y que ese verano en
Argentina fuera verdad, pero siempre recordando nuestras raíces y añorando las
nubes y la lluvia de Santander.
domingo, 4 de noviembre de 2012
Ni Domingos astrománticos, ni pollas.
Pasar los Domingos
sola nunca ha sido mi especialidad y mucho menos si son Domingos como este. De
lluvia contra los cristales, y de un invierno acechando en la esquina,
vigilándome, sabiendo que en un momento u otro me vendré abajo, con el peso de
tus mentiras y promesas en la espalda. Que al final del todo han hecho mella,
me han empujado a un pozo del que tu solo me podías sacar y no estabas
dispuesto.
Y ahora, cuando
hasta el último aliento puede decir que vivía por ti, me doy cuenta de la
realidad, de lo fácil que era mentirme y de lo difícil que era quererme.
Malgaste los días
es un espejismo, en una historia propia que solo me llenaba a mi, y que a ti se
te quedaba pequeña. Tampoco puedo echar culpas o decir que me arrepiento de
aquellos días hurgando por tu espalda, sin rumbo fijo, pero segura.
Una seguridad que
si es cierto, que no me llego a ninguna parte, pero me sirvió como alimento
antes de la caída, y es que yo siempre quise llegar más allá contigo, cruzar la
línea sin ningún remordimiento y con la única excusa de que te quería.
¿Qué no se pudo?,
lo sé, ¿Qué no lo intentamos al 100%? algo más que obvio. ¿Qué no hay ningún
culpable? Correcto.
"TAL VEZ TE HAS CONSEGUIDO EQUILIBRAR, YO AÚN NO."
viernes, 2 de noviembre de 2012
Cría fama y échate a dormir.
Te cambio las mil horas que llevo intentando escribir algo decente por un minuto a solas con el diablo para poder hablar de todas las cosas que le tengo que decir. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, ¿no?.
La lluvia roza mi cara demacrada por los días malos que los convierte en buenos cuando me cala los zapatos y me los deja mojados, brindándome la oportunidad de una agradable fiebre que me mantiene en cama con la enfermedad de los malditos. Siendo un enfermo sociable las cosas me suelen ir bien, pero de serlo pasé a querer serlo, y una vez que quieres serlo deja de serlo, y el bucle infinito que se forma es imposible de parar, tanto como la fama de un cantante de pop.
Roza las estupidez que te mire al pasar y tú ni me devuelvas la mirada, por cosas así me desenamoré. A partir de ahora, la libertad me abrazará por las noches, pues mi orgullo al parecer folla mejor que tú.
En la soledad de las noches frías con la ventana abierta mato el tiempo con el cigarro nocturno. Las 1 a.m. se convirtió en el ritual para la ingesta de tranquilidad, imperturbable e incoherente a la vez, pues el sonido de una puerta abierta puede perturbar mi rito preferido. Todo lo tengo tan increíblemente programado...
Y ahora, como si de un ángel se tratara, encontré la felicidad y de lo que doy gracias, es que no tenga forma de persona. Sigo siendo ese chaval que rozó la felicidad con los dedos y se le escapó en el último segundo, cayó y a los 5 meses resucitó.
La lluvia roza mi cara demacrada por los días malos que los convierte en buenos cuando me cala los zapatos y me los deja mojados, brindándome la oportunidad de una agradable fiebre que me mantiene en cama con la enfermedad de los malditos. Siendo un enfermo sociable las cosas me suelen ir bien, pero de serlo pasé a querer serlo, y una vez que quieres serlo deja de serlo, y el bucle infinito que se forma es imposible de parar, tanto como la fama de un cantante de pop.
Roza las estupidez que te mire al pasar y tú ni me devuelvas la mirada, por cosas así me desenamoré. A partir de ahora, la libertad me abrazará por las noches, pues mi orgullo al parecer folla mejor que tú.
En la soledad de las noches frías con la ventana abierta mato el tiempo con el cigarro nocturno. Las 1 a.m. se convirtió en el ritual para la ingesta de tranquilidad, imperturbable e incoherente a la vez, pues el sonido de una puerta abierta puede perturbar mi rito preferido. Todo lo tengo tan increíblemente programado...
Y ahora, como si de un ángel se tratara, encontré la felicidad y de lo que doy gracias, es que no tenga forma de persona. Sigo siendo ese chaval que rozó la felicidad con los dedos y se le escapó en el último segundo, cayó y a los 5 meses resucitó.
Yo mataré monstruos por mí.
@AlexeyKovalski; promesa del suicidio.
Fantasmas.
Como la noche en
la que vienen los Reyes Magos a colmarte de regalos, así estaba yo, llena de
ilusión, expectante, fingiendo que en verdad no es para tanto y que he madurado
lo suficiente como para dejar de creer en esas tonterías, pero más feliz que
cualquier niño en una tienda de chuches.
Queriendo que las
horas pasaran rápido, que saliera el sol para poder saltar de la cama y
abrazarte, como un imán se pega a un trozo de hierro. Impaciente e insegura.
Con un cosquilleo
estúpido que se almacenaba en mi tripa y no me dejaba dormir, mientras me
imaginaba contigo, al día siguiente.
Cada una de las
noches anteriores a verte eran iguales, llenas de nervios y sensaciones
extrañas, que por una cosa u otra nunca he dejado de querer que no se vuelvan a
repetir.
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